Digamos elegancia, digamos exquisitez o digamos simplemente… Luke Winslow-King.

La irrupción, hace poco más de una década, de este gentleman del norte de Michigan
formado musicalmente en el crisol de culturas que siempre ha sido Nueva Orleans, ha
significado un plus de clase y distinción para las músicas estadounidenses de raíces.

Con un amplio espectro de influencias que van de Woody Guthrie a Béla Bartok y un sello inconfundible a la hora de abordar músicas como el blues, el country, el folk o el jazz tradicional, Luke ha firmado una colección de álbumes que figuran entre los tesoros más preciados de la música americana de este siglo.

Ha girado por toda Norte América y Europa, festivales de prestigio como Austin City
Limits, New Orleans Jazz Fest, Azkena Rock, Blues & Ritmes…, han disfrutado de esa
artesanía y esa elegancia a la que nos tiene acostumbrados. Las raíces del country, el
blues y las influencias del folk se mezclan manera intuitiva con la rica tradición de ritmos mestizos y contagiosos; el swing de pre-guerra y los linajes que flotan a orillas del Mississippi viajan hasta el sonido “bottleneck” del Delta, la métrica funky del R&B de Memphis y los aromas del grasiento blues de Chicago.

Una voz única y coherente, entre lo moderno y lo tradicional, y una narrativa llena de rabia, resignación e indignación a partes iguales, aullando a la luna desde su Fender, con la ayuda del virtuosísimo guitarrista italiano Roberto Luti, viejo cómplice de sus tiempos en Nueva Orleans, y habitual de las iniciativas Playing For Change, que evoca el estilo de Mike Campbell y la “mano lenta” de Clapton.

Un cantante y guitarrista de aquellos que ya no quedan que en tiempos de pandemia no ha dejado de actuar, ofreciendo veladas llena de clase y buen gusto.

Vendrá al Auditorio Torres Oscuras presentando su nuevo disco, ‘If This Walls Could Talk’ que se lanzará en mayo y por los anticipos promete ser todo un nuevo tratado de raíces, del blues al gospel, con su estilo conquistador de siempre.